sábado, 19 de mayo de 2012

Carta 21- MOMENTOS


Todas las mañanas me despierto y contemplo el océano desde mi venta. Me paso horas contemplando las olas chocar contra el arena. Me recuerdan a ti.
Recuerdo que te encantaba la lluvia y yo la odiaba, pero poco a poco me fue agradando, hasta prácticamente acabe conquistada. Recuerdo que te gustaba el ruido de la lluvia contra el cristal, el olor de las plantas mojadas y de la tierra humedecida. Los caracoles dejando su rastro de baba por el suelo madera del jardín… Me gustaba verte llorar emocionado y lleno de alegría cada vez que me veías. Tu entusiasmo hacia que olvidará mis malhumores de niña y mis peleas con mi madre. Cuándo solía haber viento me arropabas con tu mantita marrón, aun la conservo y sigue igual de suave. Pero añoro tus abrazos que me hacían sentirme segura a la hora de actuar. Tus consejos antiguos y sabios, con una gran historia por detrás. Esa mirada picara y tus ojos marrón café. Ver una buena película, de las antiguas, la que recordaban tu pasado. Comer palomitas, esperar a que te despistaras para también acabarme las tuyas. Recuerdo el picor del sol sobre la piel en un día de verano. Estar allí arriba, en la montaña, eran terribles los días de verano. El sol era bien arrasador. Extraño tus maneras de actuar y tu forma de ver la vida. Extraño aprender de la natura que me rodea… Recuerdo las mañanas en que me que los rayos de sol entraban por mi ventana y acariciaban mi rostro, hasta lograr despertarme. Me dejabas el desayuno siempre en la mesa, ahora tengo que hacérmelo sola.  Extraño cuando me ofrecías tu bufanda en las noches de frío. Los helados sabían mejor cuando compartíamos las tardes, como abuelo y nieta.

Me encantaba caminar a tu lado con Niebla, ella siempre se adelantaba y nos ganaba, llegaba siempre primero. Yo en aquellos años, no era tan rápida corriendo. Tal vez porqué aún era muy niña y Niebla estaba en plena juventud. Han ido pasando los años y sigo caminando por los bosques con Niebla, ahora soy más rápida y puedo ganarle. Pero ya se la ve muy vieja, temo que ella también me abandone. Quiero volver a caminar por los bosques y sentirme segura, aun que tenga que hacerlo sola.

Una vida contigo, repleta de sueños, ilusiones… estos pequeños detalles, son los que guardaré siempre y nunca olvidaré, los que hacen que la vida sea mucho mejor y los que me mantienen viva. Solo espero aprender a vivir en solitaria.

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