Para comenzar no soy Julieta, pero solo espero
que me des pocos minutos para terminar con todo esto.
Hoy hay mucha lluvia. Veo las gotas caer desde
mi ventana, me da la sensación que en cualquier momento se va a inundar todo y
que me ahogaré mis llantos pasados que me atormentaban día y noche.
Mis constantes llamadas no despertaban tu
interés. Mis mensajes de voz te tenían cansado y aburrido. Más de una vez me
dijiste que te dejará en paz. Más de una vez me regalaste una orden de
alejamiento. A mis cartas las dejas que se vayan acumulando en el buzón y
cuando lo ves repleto las tiras a la basura. Nunca las lees. Más de una vez te
cambiaste de apartamento. Nunca contestas mis mails. Todavía me pregunto por
qué.
Llevó años insistiendo… pero tú ni caso. Ya me cansé. Está es la última carta que te
escribiré. Ya tengo asumido que no quieres nada conmigo, que no te importo, que
no me quieres. Tampoco me diste explicaciones, ni el motivo de tu abandono.
Me dejaste y me olvidaste. Trate de rehacer
todo lo que se perdió y di ese paso y me quede esperando a que lo dieras tu
también. No lo hiciste… me diste la espalda más de una vez.
Más de una vez te seguí y te estuve espiando a
escondidas…
La noche que te vi con ella se me rompió el
corazón en más de un millón de pedazos. Comencé a comprender todo lo que había
sucedido, el motivo de tu ausencia, ser invisible para ti… Te estabas
enamorando de ella y no tenias las agallas de decírmelo en la cara.
A pesar de todo lo que te dije carta tras
carta, me arrepiento de haber dicho millones de cosas, que solo me dejaron en
ridículo. Todo por una obsesión o simplemente porqué mi consciencia insistía en
que quería respuestas, que no comprendía nada de lo que sucedía.
Nunca tuviste el valor de decirme las cosas en
la cara. ¡Y si! Eres un cobarde.
Fuiste el mejor hombre de vida, antes de dormir
me pasaba horas mirando tu foto y la besaba en silencio, mientras se desprendía
millones de lagrimas esperando a que se me calmara mi sed de ti. Utilizaba tu
perfume para recordar e imaginarme que estabas aquí, de vuelta a casa. Incluso
me ponía una camisa azul que te dejaste en el closet, el día que te
fuiste. Luego me dormía… Y solo en los
sueños podía verte, tenerte cerca…
Solo quiero que me perdones por mis errores y
que no me odies.
Y cómo sabia que no ibas a leerlo te lo envíe
en un CD, con el nombre de Julieta, que esa es la única manera en que puedas
escucharme.
Yo en unos minutos habré liberado todo mi dolor
y tú por primera vez sentirás lo que sentí. Espero que su ausencia no te
cause angustia…
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