sábado, 19 de mayo de 2012

Carta 18- Sueños de mujer


Desde la última vez que escribí sobre estas páginas, mi vida ha cambiado muchísimo…
Aún no has notado mi presencia. ¡Existo!
No recuerdo con exactitud el día que deje de hacerlo, pero hoy por la mañana me desperté con la necesidad de volver a recuperar y reprender los buenos momentos y disfrutar de la escritura, así como lo solía hacer siempre. Desahogar mis deseos en una hoja de papel.

Ahora mismo me encantaría poder estar en la cima de una montaña de prados verdes…
Gritar tu nombre a los cuatro vientos, y el mío también. Que el eco de las montañas los repitan una y otra vez, para sentir como si lo nuestro que puede durar un instante, parezca ser eterno. Oler el aroma de las flores de primavera y el de la hierba. Ver la luz del sol reflejada en tus ojos.
Ver la luna en tus ojos, que pasemos dulcemente pisando y dejando huella en la arena. Que el mar nos salpique con sus olas, que haya suficientes estrellas para contarlas una a una, juntos. Que el cielo comience a llorar y que me invites a bailar un vals, mientras las pequeñas gotas de la lluvia rozan tu rostro. Bailar juntamente, hasta sentir que los pies nos vuelan y nos vamos elevando hasta llegar al amanecer. Despertarme todas las mañanas mirando tu sonrisa, darnos un tiempo para un beso y una sonrisa, lo que me permita imaginar que lo nuestro es para toda la vida. Olvidarme que el resto del mundo existe…
Pasar toda una tarde juntos en un jardín, tumbados en el césped compartiendo palabras cálidas. Sentir tu dedo recorriendo mi espalda lentamente. Sentir como el tiempo se ha detenido y sentir que tus índices van a estallar cuando los recorres rozando mis labios con dulzura. Lanzar carcajadas al aire, pensar que estar contigo es lo único que merece la pena.
Quiero llenar millones de álbumes con recuerdos que solo nosotros podamos entender y reírnos, llorar, querernos aún más cada vez que lo miramos y nos miremos con una mirada soñadora e inocente.

Sólo son sueños que nunca ocurrirán. De momento, me  conformo contemplándote, manteniendo la esperanza de tener un motivo para hablar contigo y esperar…
Todo es cuestión de tiempo.


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