Hace días que te estuve recordando. Mi amor por ti, es inmortal y te escribo estas líneas por qué tengo la necesidad de hacerlo, te extraño demasiado. Sabes que a mí me cuesta mucho trabajo escribir lo que siento, ese don lo tenías tú, sin embargo lo intentaré por el cariño que siento.
Llegaste a mi vida en un momento difícil y siempre permaneciste a mi lado. Siempre tenías un montón de planes. Recuerdo que te enfadabas conmigo y me encantaba como fruncías el ceño, pero siempre destacamos por algo, y es que nos queríamos por encima de todo. Siempre pensé que yo no era el indicado para ti y que merecías más. Pero ahora pienso que de ti aprendí del amor y que te ame como a nunca a nadie hubiera amado.
Saboreando las mezclas de recuerdos de años anteriores y al haber pasado tantos años, querida mía, aún permaneces enternecida en el fondo de mi corazón. Cierro los ojos y pienso en ti, tu recuerdo es inolvidable en mi cerebro. Los años parecen pasar muy lentos y solo esperó que llegue el día en que pueda volver a toparme contigo.
Aún recuerdo tus ojos marrones similares a la arena, el olor de tu pelo, tus pasos hechizaban y danzaban entre palabras y sueño con tu mirada. Dios… extraño tanto oírte reír. Desde que no estas aquí, las cosas han cambiado mucho. Nuestros hijos han dejado de visitarme y su compañía ya no es la misma que la de hace años.
Debo darte las gracias, porque aprendí muchas cosas de ti, tu coraje, tu ternura y sobretodo tus ganas de vivir. Fuiste mi amiga fiel e incondicional. Siempre tuviste la fuerza para seguir adelante, ser madre y entregarte y dar cariño a los demás. A mí, que a veces no creía merecerlo.
Siempre fue maravilloso vivir a tu lado, compartir dichas y alegrías. Estar juntos todos los días y todas las horas. Siempre supe que estabas hecha de un material diferente, yo te he amado con un amor diferente, un amor madurado por los años, y siempre te he amado por como eras. Te admiro y respeto, por cada vez que estábamos separados, incluyendo este momento, ansío por volver a verte.
Recuerdo que cuando llorabas de impotencia te decía que yo estaría allí para consolarte, festejarte cuando aciertes, aconsejarte cuando lo necesites, seguir juntos como las vías del tren y amarte eternamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario